lunes, 29 de junio de 2015

Último día en Timisoara y viaje a Deva.

Los días en Timisoara se han pasado plácidamente. Hemos hecho un poco de turismo, y conocido la vida de las familias rumanas.

Un día nos invitaron los vecinos de Oana a Comer y en el menú había sopa de verduras, Sarmale (Buenísimos rollitos de arroz envueltos en hoja de parra), carne de cerdo y pollo con salsa y pastel de trigo, coco y cacao. No tengo las fotos porque se nos olvido la cámara... pero todo estaba riquísimo y comimos como reyes. ¡Es buena la comida rumana! Ah, y antes de comer rezamos todos un padre nuestro. Además, toda la comida era en honor de un fallecido. ¡Pero el ambiente era bueno, no os equivoquéis! Cuando salimos de aquella casa hubo hasta abrazos, y eso que tan apenas nos conocíamos.


Misa en la catedral... La gente aquí parece que es muy religiosa.

Un banco del centro

Preciosa la catedral


Por la noche fuimos con Oana y sus amigos y nos invitaron a cenar. ¡estuvimos jugando a juegos y se paso muy bien la noche!



Por la mañana la familia de Oana nos preparó un super-almuerzo y casi nos obligan a comérnoslo todo... ¡Muy nutritivo el queso de cabra! (Carmina comió salami)


La pareja de la madre de Oana es muy simpático. Él nos acerco en coche a la carretera donde debíamos hacer autoestop.

¡Y el mismo escribió el cartel de DEVA!

¡Le hemos invitado a venir a España y ha dicho que viene para 2006!
El viaje hacía Deva a estado llena de pequeñas anécdotas.

Para salir de Timisoara tardamos un poquito... El hombre que conducía el primer coche que nos paro nos pidió dinero nada más subir al coche, y como no nos pareció muy agradable la situación le dijimos que no teníamos dinero y nos bajamos del coche antes de que arrancara.

Los siguientes vehiculos que nos pararon fueron taxis y autobuses... ¡Enserio! En Rumania si haces autoestop los taxis y los buses te paran... pero te piden que pagues su tarifa, claro.

Al final nos paro un chico que era un currante que se dedicaba a repartir cosas por los pueblos de los alrededores. Nuestras mochilas las metimos junto a lo que cargaba en ese momento en la furgoneta... ¡Basura!




Las carreteras de Rumanía que hemos visto están llenas de animales sueltos.. Perros, ovejas, vacas, gallinas... y no hay muchas vayas... por lo que pueden meterse en la carretera.
Y a mitad camino nos dejaron, en Lugoj. Y allí tuvimos competencia.

Al principio nos pareció una casualidad de que en el mismo lugar que estábamos nosotros un hijo con su madre se pusieran ha hacer autoestop... Pero cuando un coche los cogió otro hombre apareció... y le cogieron también.. Y luego una abuela salió de la nada y empezó ha hacer dedo delante de nosotros... ¡ y fue recogida al instante mientras nosotros seguíamos allí!.  ¡Parece que todo el pueblo hacía autoestop! Una locura.

Para que nos recogieran tuvimos que ponerle morro y situarnos mejor que nadie. Aun así cuando nos pararon intentaron meterse en el coche que nosotros habíamos parado. menos mal que el chico que nos recogió puso las cosas en su sitio y le dijo al hombre que se apartara que nos llevaba a nosotros que íbamos primero.


Un "selfi" en el camión que nos recogió.

A mitad camino el camionero paro y compró cerezas

Nos las comimos todas por el camino
Durante este trayecto una furgoneta que iba por delante frenó de golpe y con esta otro coche que teníamos entre esa furgoneta y nosotros. Cuando "nuestro" chofer frenó no le dio tiempo y le pegó un golpecito al coche de delante. Lo que ocurrió después paso todo muy aprisa."Nuestro chofer" adelantó al coche que le había dado un golpecito y a toda velocidad y pitando adelantó también a la furgoneta que había ocasionado el accidente... cuando la hubo adelantado, frenó mientras sacaba medio cuerpo de la ventanilla diciéndole cosas... Antes de que pudieramos nosotros ni siquiera reaccionar volvió a tomar velocidad y continuó el viaje como si nada... Tranquilo y sereno.

Más tarde averiguamos que había echo eso para reñir al de la furgoneta por frenar en seco sin tener ningún obstáculo delante (eso ya lo sabíamos) y que no se había dado cuenta de que le había pegado un golpe al coche. (eso dijo, aunque no se si creerle)

el de la furgoneta nos dejó a 2 km de nuestro destino y fuimos hasta allí caminando.

¡Sanos y salvos en Deva!

Hoy íbamos a buscar una pensión donde dormir, pero a la hora de publicar esta entrada al blog, nos ha llamado por teléfono un couchsurfer que vive aquí y ha dicho que vamos a su casa.

¡Un día maravillosos lleno de anécdotas!

¡Mañana intento contaros más!

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