Bütgenbach. Ordeñando vacas.

Estamos en Bütgenbach, un pequeño pueblo cercano a Alemania, rodeados de bosquecillos, praderas y vacas. Aquí aún estamos en invierno y los termómetros nocturnos rozan todavía los cero grados. Es por eso que hoy hemos salido a por setas y no hemos visto nada de nada.

Llevamos ropa térmica debajo de las chaquetas.

Como os dije, ayer un hombre que nos recogió cuando hacíamos autoestop, tenía una granja de vacas en una localidad muy próxima a donde nos encontramos. Yo le dije que si podía trabajar con él y me dijo que no había problema.

Así que hoy a las cinco de la tarde hemos ido a ver como se trabajaba en la industria de la leche.

Preparando la maquinaría.

Viendo a las vacas que están a punto de parir.

Paseando por la finca.

Lo primero que hicimos fue recoger 75 vacas que pastaban por los prados. Luego las dirigíamos hacia un establo donde aguardaban el turno para ser ordeñadas. El siguiente vídeo no es de muy buena calidad, así que si os aburrís podéis saltarlo. es solo para que veáis que era bastante fácil recoger a las vacas.

Entrando las vacas.

Estos tubos se encajan por succión en las tetas de la vaca y extraen la leche automáticamente.

Antes de meter los tubos se saca un poco de leche de cada teta.

                                         

La vaca 59....

Sacó 12.9 litros hoy... La producción de cada vaca va registrado por ordenador.

Tras el ordeño automático se le pone una medicina en cada teta.

Sacando la leche.

                                       

Me pusieron el delantal del jefe.

Después del ordeño, hay que limpiar las instalaciones.

Dándolo todo.

Con el amo de la granja y con Marc, el chico que nos acoge en su casa.

Sacando las vacas al prado

A Carmina se le da bien ser pastora.

He de decir que no cobramos por el trabajo realizado, pero hemos aprendido mucho sobre la zona donde estamos. Aquí la vida parece tranquila, pero los granjeros no paran de trabajar, por lo que no nos podemos dejar engañar al ver las grandes casas con inmensos jardines repletos de flores. La vida aquí no es paradisíaca y hay que trabajar duro para salir adelante.

¡Estoy contento de conocer en persona la realidad de los granjeros de Bütgenbach!