Desde Deva, intentamos encontrar conexiones de autobuses que nos llevaran a Targoviste, la que fue una antigua capital de Rumanía, para encontrarnos allí con la hermana de una amiga nuestra de España.
Los autobuses directos salían desde Deva a las seis de la mañana y nosotros debíamos cambiar euros por Leis (moneda rumana) antes de subir al autobús para poder pagar los tickets. Como las casas de cambio de moneda abrían a partir de las nueve era imposible coger esos autobuses.
Nosotros ya conocíamos el trayecto Deva-Sibiu de las 10 de la mañana y el plan que trazamos fue el siguiente: Cambiar los euros por Leis a las 9:30, ir a Sibiu en autobús y el resto con autoestop.
Una vez llegamos a la estación de buses de Deva y antes de que llegara el autocar que nosotros ya conocíamos, había un gran autobus a punto de salir de la estación. Yo le pregunté sin mucha fe que si iba a Sibiu y el chofer me dijo que si, que subiera. Entonces yo le pregunte el precio del trayecto antes de subir y en un principio no me lo querían decir. Yo insistí en que sin saber el precio del trayecto no iba a subirme. Y entonces me dijo el conductor: -No money, It's free.
¡Y allí que nos subimos! Más tarde descubrimos de que los tickets para esa compañía de autocares se pagaba por internet. Realmente el chofer nos había hecho el favor de llevarnos a Sibiu por la cara... Entonces miramos con el móvil de Carmina porque ruta avanzaba el autobús para ver si nos podía acercar más a Targoviste y lo más cercano era Brasov.
De nuevo le preguntamos al chofer si iba a Brasov y si podíamos viajar con él hasta allí...¡Gratis! y el chofer, un buen hombre donde los haya, dijo que si sin dudarlo...
Una vez asegurados el viaje hasta Brasov, llamamos a nuestro contacto de Targoviste contándole por donde íbamospara ir organizando nuestra llegada a su ciudad. Entonces ella nos contó que ya que estábamos en Brasov, sería muy bueno para nosotros visitarlo, ya que ella no nos iba a llevar desde Targoviste a Brasov, más que nada porque acababa de visitarlo con su familia y era comprensible que no le entusiasmara volver.
¿Y que hicimos nosotros? Buscar un hostel y quedarnos por dos noches. EAH!
Os cuento todo esto como ejemplo de lo que ocurre cuando tu viaje es moldeable como la plastelina.
Al dejarte llevar por las olas del cosmos, es el quién decide el cuando y el como, y es el quién planifica cada instante para que podamos aprender, ver, y sentir cada cosa en su momento oportuno. ¡Y no va mal la estrategia por el momento! ¡Hemos conocido rincones increíbles y personas encantadoras que de otra forma hubiera sido imposible!
¡Estamos en BRASOV! |
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