No hay descripción posible que refleje la majestuosidad de las montañas de Rumanía.
Los bosques parecen vírgenes e intactos, tal como hace 300 años. También las gentes de las montañas viven como en otra época; aislados, sin luz eléctrica y con la sola agua corriente del río.
Es mágico pasear por los frondosos bosques de robles y antiguas hayas. sin cruzarte con nadie en todo el día, y sabiendo que no están lejos los lobos, los perros salvajes y los osos.
A uno también le vienen a la mente imágenes de películas de fantasía. Pasamos por la tierra de los hobbits, y también por la de los elfos. Las leyendas cobran vida en Rumanía...
Esta entrada al Blog es extensa, ya que vale por tres días. y son muchos los detalles a mostrar. Quiero enseñaros algunas imágenes, y aunque sé que puede ser un regalo para la vista, veo difícil que pueda activar vuestros otros sentidos. Una lastima, ya que para conocer Rumanía hacen falta los cinco más y otros tantos que todavía no conocemos.
DÍA 1
El primer día aparcamos el coche en un pequeño pueblo de las montañas y avanzamos por prados, bosques y ríos con agua.
El techo de esta construcción esta hecho con paja. Esta casa puede llevar aquí más de cien años.
(BOLETUS EDULIS) El bosque estaba lleno de setas que no podía recoger pues teníamos que avanzar.
En este tramo nos llenamos bien de barro.
BOLETUS AESTIVALIS
Solo ver la foto me viene el recuerdo del dulce aroma de los rebozuelos.
Las montañas están habitadas. aunque sus moradores parecen personajes sacados de películas. Viejas sin dientes, Amables ermitaños y otros a los que no puedo poner nombre. En la imagen podemos ver a un monje.
Estos puentes no están hechos por los turistas. Son parte de los caminos para la poca gente que vive por estos parajes.
Cuando caía la tarde, llegamos a una antigua escuela. Allí una joven familia tenía un proyecto para conservar el edificio. Para recaudar dinero tenía camas en la escuela. Pagamos 5 Lei por persona para dormir allí cómodamente en lugar de montar las tiendas de campaña. 1 euro= 4,5 Lei.
En Rumanía, hay muchas casas de madera. Pero están hechas a conciencia y pueden perdurar tanto como las casas de piedra.
Este chaval nos hizo de guía por los alrededores.
En un cementerio cercano con la niña de la familia. Tenía pocos años pero iba sola por donde quería. ¡No tenía miedo a nada!
Una mesa de piedra olvidada... con forma de seta.
Esta construcción es nueva. Pero esta hecha de forma tradicional. El techo es de paja.
El baño de la escuela
Se acercaba la noche y encendimos una hoguera.
Fantasma
¡Una noche que no olvidaremos!
DÍA 2:
El segundo día, pasamos por un fantástico cañón y subimos por caminos, trepando y observando los abismos que dejábamos a nuestro paso.
Dan. Gracias a él hemos aprendido mucho sobre Rumanía.
Hermoso boletus. Como no podía cargar con las setas allí se quedaban...
Boletus Edulis gigante.
Mucha agua, aventura, y rocas como esta. ¡Alucinante!
En el cartel dice algo así como: Mejor no subir, peligro de muerte.
Sanos y salvos llegamos a un lugar fantástico para acampar.
Lo del fondo era es una cueva enorme. Lo amarillo más allá de la mesa, lo que se puede ver de nuestras tiendas de campaña. Al lado pasaba un río. No se puede pedir más para un lugar de acampada libre.
Y aun nos dio tiempo de visitar este antiguo monasterio. Las iglesias tradicionales ortodoxas de Rumanía son muy humildes. Pequeñas construcciones construidas de madera. ¡Incluso las tejas son de madera!
La puerta del templo. Tan pequeña que te tienes que agachar para entrar.
Este templo fue construido en 1797.
DÍA 3.
El tercer día no fue tan espectacular pero fue el día que más ejercicio hicimos. Subimos y bajamos montañas muy empinadas y Carmina y yo nos sentimos como verdaderos luchadores yendo detrás de los alpinistas. ¡Un fin de semana memorable!
Pidieron en una terraza un zumo de frutas...y les sirvieron el zumo en un cuenco con cuchara.
Dos caballos espantándose las moscas de la cara mutuamente.
GENIAL!!!!!!!!
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