Por la mañana fuimos a las montañas con Guillaume y gracias a él vimos hermosos bosques y grandiosos paísajes. ¡Aunque no sin esfuerzo! Nuestras piernas soportaron desniveles enormes en el terreno, y sufrimos un poco tanto subiendo como bajando.
Escogimos la ruta del Estanque de Peyregrand.
Cuando estábamos muy arriba, nos empezó a llover. Por suerte había un refugió donde pudimos comer.
Refugío
Descendiendo
Tras descansar un poco de la caminata, fuimos a una fiesta de cumpleaños con Guillaume. Cuando nos invitaron pensamos que íbamos a ser los forasteros de la fiesta, pero enseguida nos dimos cuenta de que allí nadie conocía a nadie, por lo que fue una buena noche para conocer gente, beber un poco, y comer toda clases de canapés y platos franceses. ¡Fue una buena fiesta!
Cogiendo canapés y bebidas.
Conociéndose.
Como podéis ver, en la fiesta había gente de todas las edades.
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