Saber el porque a ciencia cierta de cualquier cosa, siempre es complicado. Más aún si se trata de saber el porque las personas hacemos según que cosas a cada momento. Unos dicen que es el destino. Otros, un cúmulo de casualidades. Yo digo que no importa si ha sido de una forma u otra, sino que es mejor concentrarse en el momento para sacarle así mayor partido.
Aún así, os puedo contar que la primera vez que hubo feeling entre Carmina y yo, fue en un Kebap al que yo no iba nunca. Esa noche estaba con mis amigos y nos fuimos a aquel sitio a pedir algo de comer para llevar. ¿Me condujo hacía allá el destino o fue la casualidad? La cosa es que ella estaba allí y me contó de su reciente viaje por Estambul, lugar en el que yo también había estado. De repente, el tiempo se desvaneció y estuvimos hablando tanto tiempo,que mi amigo "el Chato", ya marchándose, me dijo:
-Tu haz lo que quieras, pero nosotros nos vamos a comer esto en el casal antes de que se enfríe.
Aquella vez me despedí de Carmina sin más y me fui a cenar con mis amigos. Pero lo que no imaginaba es que una semilla de algo, había quedado sembrada. Recuerdo la voz del Chato:
-Puedes quedarte a ligar si quieres. -dijo.
-Que dices. Pero si es la amiga de mi hermana. -le contesté.
Después de aquella noche, no volví a saber nada más de Carmina en muchos meses. Yo me fui a vivir un tiempo a Bruselas y de cuando en cuando, algo me impulsaba a pensar en aquel instante de desconexión en aquel kebap; en aquellos minutos en el que había visto la ilusión por los viajes en los ojos de la amiga de mi hermana.
Casi olvidado aquello y de nuevo en España, en un verano donde mi familia y yo fuimos de veraneo a la Sierra de Cazorla, Carmina vino también con nosotros. Tras unos días juntos, aquella semilla plantada muchos meses antes consiguió germinar. Y todavía ni nos atrevíamos a comentar nada. Ni siquiera sabíamos que existía algo más que buenas conversaciones entre ambos. Pero a escondidas, ambos sabíamos que algo estaba pasando.
Después de aquel viaje por Cazorla, Carmina y yo estuvimos un tiempo sin vernos. Ella seguía siendo la amiga de mi hermana, y me auto-engañé pensando en que no podía haber nada entre nosotros. Pero la semilla ya no solo había germinado, seguía creciendo y creciendo dentro de mi subconsciente y muy pronto, ya no habría lugar para ella dentro de mi pequeño cuerpo.
El día de las fiestas del Salvador, una fiesta grande de mi mi pueblo, yo salí de marcha con los amigos. En una orquesta y haciendo el tonto, me hice daño en un píe y no se porqué, de repente pensé en que Carmina, que es masajista, me podría hacer un masaje. Nada más pensar esto, vi a una amiga de Carmina y le pregunté por ella, explicándole que me había hecho daño en el píe.
Al rato, apareció Carmina, y la verdad que no hizo mucho caso de mi dolorido píe. En su lugar, me agarró de las manos y comenzó a bailar conmigo. Cuando nos dimos cuenta, estábamos besándonos.
Y así fue como nació nuestra historia de amor. No se sí fue el destino o una casualidad, pero disfruto con ella del momento. Recogiendo los frutos de lo que una vez fue plantita y hoy es árbol.
¡Y que casualidad o que cosas tiene el destino! La historia que nació en un kebap hablando de viajes, continuará ahora con un gran viaje! Y pase lo que pase, la corteza de este árbol crecido, es ya tan dura no va a poder ser quemada fácilmente. ¡Que este viaje nos sirva para hacernos más fuertes!
Me ha encantado leer esto.
ResponderEliminarDisfrutad del viaje y las vivencias compartidas.
Un abrazo,
Marc